sábado, 8 de mayo de 2010

Un buen día

Ella se sonrió... había llegado a casa medio moribunda pero el recuerdo de las conversaciones, los besos, y las risas de la mañana habían merecido la pena, incluso la tarde viendo el partido había sido especial. Había días que, simplemente, eran mágicos, aunque ahora le dolieran los ovarios y estuviese algo mareada. Todo daba igual, había sido un gran día y, bueno, mañana estaría mejor, y quizás pudiera invitarlo a un café, con azúcar y sin aliento. (=

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