martes, 4 de mayo de 2010

No concebía una manera mejor de comenzar el día


A Melissa le gustaba tanto sonreír que, a veces, sin motivo ninguno se calzaba su nariz de payasa, real o imaginaria, y le daba al mundo un motivo para reírse a carcajada limpia. Hoy, como tantos otros días, había llegado de madrugada y no había conseguido conciliar el sueño, así que, en cuanto fue de día, salió con el pelo aún mojado de la ducha para darle una sorpresa a su compañera de piso que, en su opinión, últimamente andaba muy mustia, y una vez preparado todo se fue a dormir, consiguiendo, esta vez, conciliar el sueño.
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Ella se levantó algo más tarde de lo habitual. ¡Las 10 de la mañana!, bueno... tampoco era tan grave. Seguro que Melissa seguía durmiendo. Habría llegado al amanecer, como de costumbre, y esta noche tendría otra historia de amantes fogosos que contarle (si es que no se volvía a ir... que con ella, nunca se sabía). Salió al pasillo y, cual fue su sorpresa al encontrar un pos-it que rezaba «Sígueme» y en él había una flecha. ¡Ea!- Se dijo- habrá que seguirlo.

El primero de los pos-it llevaba al baño, en él había ¡una rosa blanca! sus preferidas y otro pos-it que ponía «¡si quieres quedártela quítate una prenda» ¡maldita sea! Melissa la conocía bien, sabía que se quitaría lo que fuera por esa rosa. Así que se quitó la sudadera y al dejarla encontró otro pos-it que decía «A la cocina»...¿Todavía hay más?- pensó. Pero ya, no pudo evitarlo, había entrado en el juego de Melissa y le picaba la curiosidad. Al llegar a la cocina encontró un café del Starbucks (aún caliente) y otro pos-it diciendo que se quitara otra prenda y fuese al salón. En la salita de estar le esperaba una nariz de payaso y un "venga mujer, decide ¡sujetador o culot! ¡sé que ya te pica la curiosidad! ¿no quieres saber qué hay al final?". Mierda- se dijo para si misma- Melissa estaba loca, pero llevaba razón... iba a acabar medio en bolas para poder entender qué habría al final. Suerte que no tenían más compañeros de piso- pensó justo antes de quitarse el sujetador y tarparse con los brazos como bien pudo. No sabía cómo lo había pasado por alto, pero al dejar el sujetador encontró el posit que decía "Sigueme, es la últma prueba" y una flecha que salía directamente a la terraza. ¿¡A la terraza!? ¿¡En culot!? ¡Melissa estaba loca! pero su curiosidad era más grande que su pudor, así que tapándose como pudo, abrió las puertas de la terraza y salió a la misma. Las 11 de la mañana, Madrid. Un segundo piso. Un par de chicos mirándola y babeando. Un par de mujeres escandalizadas. Y en la terraza en la esquina que no se veía desde el salón, un ramo de flores, y un paquete envuelto con una carta encima... ¡Maldita sea y ahora como coño lo cogía sin que la viesen desde fuera! ¡Bien podía merecer la pena!- reflexionó, recreando la charla que le daría si no a Melissa (aunque bueno, más tonta había sido Ella siguiendole el juego). Encontró la manera de ponerse de espaldas a la calle y tapar su perfil entre el ramo de flores y la pared de tal manera que podía utilizar sus manos. dejo la carta para lo último (porque además ponía) "Leeme al final" y abrió el paquete. Eran los Cascos de 145 € que llevaba persiguiendo meses pero que aún no se había podido permitir. Estaba eufórica, tanto que incluso se le había olvidado que llevaba puesta una nariz de payaso y andaba en la terraza sin sujetador, abrió la carta y encontró una foto de Melissa partiéndose de risa sujetando un cartel que decía "Nunca estás desnuda con una sonrisa...¡Que no se te olvide sonreír!" Ella se carcajeo (tan fuerte que despertó a Mel que se quedó esperando en su habitación sabiendo cual era el resultado de su jugada). En menos de lo que canta un gallo Ella apareció semidesnuda en la habitación de Melissa, con los auriculares puestos, la nariz de payaso puesta, el ramo de flores en la mano y una sonrisa de oreja a oreja y la abrazó. ¡Melissa no concebía una manera mejor de comenzar el día!

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