jueves, 26 de marzo de 2015

Vuelta a escribir sobre recuerdos

¿Recuerdas las tardes de café con nicotina?, ¿las noches de chupitos y conversaciones hasta las 5 de la mañana esperando que el reloj de la casa consistorial parara de pronto sus agujas? ¿Recuerdas las horas que pasamos arreglando el mundo y viendo capítulos de sexo en nueva york?
Hace mucho que no escribo, quizás una eternidad. Pero los pensamientos, los recuerdos y esa extraña sensación de libertad que tenía cuando caminábamos sin rumbo y, eventualmente, planeábamos una huída en forma de humo y palabras vuelven a mi cuando la melodía de Sexo en Nueva York suena en cualquier parte. 

Eran los días de la confusión, la ira, la autocompasión y, al mismo tiempo, las ganas de crecer sin miedo a nada. Porque eso es lo que ocurría, nosotras nos crecíamos, escapábamos y mentíamos de vez en cuando sin nada que perder y con mucho, muchísimo que ganar: Ganábamos experiencias. Recuerdos furtivos que sabíamos que, tarde o temprano, rememoraríamos como los mejores años de nuestra vida. Momentos que, aunque a veces dolían, sabíamos que, en algún instante, volverían a nosotras como "aquella vez que perdimos la cabeza". 

Nos dijeron que estábamos viviendo los mejores años de nuestra vida y nosotras decidimos que, aunque no lo comprendiéramos, los íbamos a exprimir por encima de las normas, los horarios o las limitaciones espacio-temporales. Fue la época de las excursiones, las fugas y las copas con sabor a dulce y rebeldía. 

Y después, desapareciste...

Una gilipollez. Una discusión estúpida. Una escusa como cualquier otra para ganar espacio, para desconfiar. Y nos perdimos...

Continuamos creciendo, escapando y haciendo locuras. Continuamos, de vez en cuando, tomando cafés con sabor a nicotina y ayer. Copas con olor a rebeldía...pero ninguna supo como antes, ninguna tuvo ya el mismo espíritu, la misma magia. Estábamos creciendo pero nos faltaban esos "yo nunca" que sólo nosotras conocíamos...

Y crecí, maduré...

Dí por aparcados aquellos recuerdos de charlas inacabables, de noches de teatro y risas, de churros con chocolate para bajar los grados del acohol o de fiesta de nuestras impacientes cabecitas. Evidentemente seguimos rodeadas de gente que había estado allí desde el principio, que vivió con nosotras esas fugas o, incluso, fue instigador de las mismas. Gente que, por cierto, llevo en lo más profundo de mi corazón donde quiera que vaya y que sigue respondiendo a un S.O.S, a un "vamos al irlandés" o a la frase de "Peli y manta" aunque sea vía Skype.
Sin embargo, dolía. Maldita sea, dolía esa distancia. 

Y luchamos...

Comenzamos a tomar cafés de nuevo en los mismos lugares de siempre. Volvimos a quedar para hablar tantas horas como fuera posible. Comentamos que había ocurrido en aquellos años en los que desaparecimos. Aún había desconfianza. Aún queda, o al menos me queda, esa sensación de que, de un momento a otro, puedes o podemos desaparecer. Pero aún así, decidimos que merecía la pena. Que ya habían pasado demasiados años por una gilipollez. Y comenzamos a recordar con una sonrisa, tal y como un día imaginamos, aquellas fugas y noches de charlas que se alargaron hasta el amanecer. 

Y comenzamos a confiar...

Quedamos de vez en cuando, whatsappeamos otras veces, empezamos a planear una despedida de soltera muy especial. Nos habíamos rodeado de gente maravillosa en aquellos años de ausencia, gente que, de algún modo, remplazó el hueco que había quedado en nuestra mutua ausencia. Algunas personas eran ya viejos conocidos, otras era gente nueva con la que habíamos topado en medio de aquel proceso y que había decidido quedarse a nuestro lado. Gente que, ahora, aportaba más a esta nueva relación que nunca volvería a ser la misma de antes, pero que, con paciencia y trabajo, podía volver a ser muy hermosa. 

Y aquí estamos...

Con un capítulo de Sexo en Nueva York y un recuerdo con sabor a café y nicotina. Yo disfrutando de un kitkat una mañana cualquiera sola en casa (pronto me pondré a terminar de recoger y planchar) y tú, sin saber de la existencia de este texto sólo con un mensaje que reza 

"Acabo de ver un capítulo de Sexo en Nueva York, hoy te echo de menos".