martes, 30 de noviembre de 2010

La lágrima de Melissa

No esperaba sonreír y ni volver a derramar una lágrima por él, pero lo hizo y de hecho, al hacerlo, volvió a ser libre.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Lo suyo siempre supo a helado de nuez de macadamia.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Los cafés de Ella

Echaba de menos los cafés con canela y nesquick en su justa proporción, bien calientes... esos que le daban olor a toda la casa, esos que sólo sabía hacer ella y que a todo el mundo le encantaban. Los llamaban capuccinos pero en realidad aquello eran los cafés de Ella...

Instrucciones

Invítame a café, dame un abrazo, dime que todo saldrá bien y después, si me ves llorar, cierra el pico.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Buscando un norte

Café Caliente: By Flickr (lamento no recordar el nombre del autor)

Dicen que saber cómo toma el café otra persona determina cuánto la conoces
Nadie sabe cómo toma el café Melissa, de hecho, no lo sabe ni ella misma, es más a veces incluso no tiene muy claro si le gusta el café. Lo mismo le ocurre con el tabaco y con otras tantas cosas de su vida, hoy es uno de esos días en los que se siente como un bicho raro, y porqué no reconocerlo... algo sola.

Si te la encuentras por la calle procura sonreirla puede que hoy Melissa vaya buscando un norte

Perder la cabeza

Aquel día quería gritar, correr, salir huyendo o, simplemente, pasar de todo. Sentía que el pequeño engranaje que conformaba su vida se había oxidado y el tiempo pasaba inexorable mientras algunos de sus resortes, sin embargo, avanzaban cada vez más despacio. Quería detener el movimiento de la tierra en un grito y que después sólo hubiera silencio... Podría haber hecho tantas y tantas cosas y, sin embargo, las horas se habían escapado de su reloj y aún no tenía demasiado claro cómo. «hasta que todo encaje no mires atrás» se repetía una y otra vez, puede que así lograra concentrarse pero lo cierto es que aquel día quería gritar, correr, salir huyendo, escaparse como lo hacen los dibujos animados por una puerta escondida en ninguna parte, quería ser Alicia y tener su país pero se sentía como el conejo reloj en mano tratando, en vano, de explicarle a la reina de corazones que no había llegado a tiempo...Temía, como el conejo, estar a punto de perder la cabeza.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sin mañana

Se sentó en la silla y con el corazón latiendo a ritmo de tango le esperó con un bombin y una corbata como únicos complementos de su cuerpo.

A la sorpresa le siguió un dedo rebelde empeñado en descubrir cada curva de su orografía y ¡que experto caminante! cuando de sus húmedos labios arrancó un te quiero mezcla de lascivia y de emoción que continuó en una horizontalidad vehemente y extasiada con un in crescendo de miradas que más que encontrarse se desafiaban devorándose hasta el alma. La función había dado comienzo y como olas del mar rompieron contra la costa de sus más profundos deseos que acabaron a la señal de dos cuerpos sincronicamente espasmódicos.

Aquella noche durmieron abrazados y olvidaron, si es que alguna vez quisieron recordarlo, que existía un mañana más allá de las cuatro paredes de su habitación.

Apareció el frío

Amaneció con frío y con viento, «un poquito más» pensó antes de destaparse, se vistió y miró a la bufanda como quién mira un café en una noche fría de invierno. Aspiró el olor a castañas recién hechas que venía de la cocina, probablemente Melissa las habría traido, y pensó, como tantos otros pensaron antes, que el invierno en Madrid había llegado y que no tardarían en llegar, con él, las luces, la música y el olor a dulce... La gente parecía desencantada con el Invierno y aún más con las Navidades aunque claro, yo diría que por eso a Ella aún le gustaban más.