lunes, 8 de noviembre de 2010

Sin mañana

Se sentó en la silla y con el corazón latiendo a ritmo de tango le esperó con un bombin y una corbata como únicos complementos de su cuerpo.

A la sorpresa le siguió un dedo rebelde empeñado en descubrir cada curva de su orografía y ¡que experto caminante! cuando de sus húmedos labios arrancó un te quiero mezcla de lascivia y de emoción que continuó en una horizontalidad vehemente y extasiada con un in crescendo de miradas que más que encontrarse se desafiaban devorándose hasta el alma. La función había dado comienzo y como olas del mar rompieron contra la costa de sus más profundos deseos que acabaron a la señal de dos cuerpos sincronicamente espasmódicos.

Aquella noche durmieron abrazados y olvidaron, si es que alguna vez quisieron recordarlo, que existía un mañana más allá de las cuatro paredes de su habitación.

1 comentario:

Payaso caótico dijo...

Se me había olvidado lo bien que bailas con las palabras.
Me ha encantado esta entrada.
Y la verdad es que me he dado cuenta de que te echo de menos..
A ver si hablamos,un abrazo grandote.