miércoles, 6 de febrero de 2013

Querido hombre con sombrero...

Iba a escribir un sin fin de palabras que te dijeran que últimamente te cuelas en mis sueños, prácticamente no participas en ellos pero eres, como has sido siempre, una figura que me tranquiliza entre tanta pesadilla, un faro que salva al barco de hundirse en la tormenta junto a la costa... no sé, quizá te me recuerdas la fuerza que tengo cual hermano mayor o padre. Que más da, no voy a escribir mil palabras comentando lo importante que eres para mi, eso si no lo sabes al menos lo intuyes. Sólo quería escribirte:

 "Querido hombre con sombrero no olvides recordar lo mucho que te echo de menos"


 y todo lo demás no importa.

SIEMPRE

Sé que nunca sabrás cuanto te echo de menos, como me muero de ganas por tumbarme en tu cama y escuchar aquella historia la de "La lilola" mientras me abrazas y con tus pies calientas los míos siempre fríos cual témpanos de hielo...

Me gusta pensar que, desde alguna parte de mi corazón o mis recuerdos, eres capaz de ver cómo te quiero, como anhelo caminar hasta el que era tu hogar y verte allí con las gafas puestas y una sonrisa de oreja a oreja. Es increíble, pero, incluso ahora, sigues cuidando de mí.

 Hace poco recuperé una estufa de tu casa. ¿Cuántos años tiene? parece que esta nueva, de hecho, ahora mismo siento su calor... no termino de acostumbrarme a la humedad de Murcia y parece que con ella todo es más cálido. Venía con un pequeño bote de menta y alcanfor, supongo que lo utilizarías para respirar mejor, sería bueno para tu asma, imagino... y ya ves, estaba nuevo, atado con una bolsa al cable de la estufa para que no se perdiera. Siempre me he preguntado si no serías ya adivina, hay tantas cosas que dejaste bien o preparadas...me pregunto si imaginarías que tarde o temprano alguien buscaría aquella estufa y le haría falta el mentol... Otra persona lo hubiera dejado guardado en algún cajón o armario, y quizá nunca lo hubiéramos encontrado o no lo hubiésemos asociado a ella...

Febrero es un mes difícil... No sólo porque te fuiste, si no porque todos los años parece que, idiota de mi, sigo esperando llegar a casa subir las escaleras hasta el segundo y encontrarte allí preparando alguno de tus guisos...¡Que bien guisabas! y en realidad ¡Que bien lo hacías todo! fíjate que han pasado ya 16 años y recuerdo miles de sabores, abrazos, besos, caricias, sonrisas, miradas, mi marioneta de perro y cuentos... Muchos cuentos...

En fin, ya estoy llorando cual enana, así que mejor me despido ya, que si es cierto que desde algún lugar puedes vernos no quiero que te entristezcas, sólo quería escribirte para decirte TE QUIERO, no he dejado, ni por un momento, de quererte en 16 años y ten por seguro que no dejaré de hacerlo.

Hasta pronto