Después de aquel adiós supo que debía cambiar los muebles que decoraban las estancias más profundas de su corazón, así que arrambló con todo, se emborrachó contemplando aquel vacío y una vez terminados los días de sufrimiento, autoculpa y fantasmas decidió que era el momento de levantarse, coger un poco de pintura y emprender reformas con las que se sintiera cómoda, con las que ser ella misma.
Y así está, en construcción...
(De ahí la nueva apariencia del blog, acorde con sus emociones)