lunes, 26 de abril de 2010

Viviendo deprisa para no pensar.


Melissa cerró los ojos bien fuerte y volvió a mirar por la ventana. ¿Cuántas cajetillas de tabaco y noches madrileñas le harían falta para poder controlar esa horrible afirmación interior que decía «aún le sigo amando»? la única solución volvía a ser ponerse mona y arrasar con la ciudad. No se quedaría más horas en casa esperando a que cicatrizara esa maldita herida, mejor seguir como solía decir su vieja amiga Dafne «viviendo deprisa para no pensar»

No hay comentarios: