Melissa llegó a casa rozando el amanecer. Tenía mucho que hacer y muy pocas ganas. Su cuerpo estaba cansado pero no era capaz de dormir. Se preparó un café. Probablemente el 1 del día... aunque teniendo en cuenta que no había dormido quizás fuese el sexto de las horas que llevaba despierta. Da igual el número del mismo, aquel café sabría distinto a los demás, esta vez sabría a la acostumbrada decepción pero también a esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario