viernes, 11 de junio de 2010

El póster de Melisssa


Ada alguna vez se percató de que Melissa tenía un póster enmarcado de uno de los cómics de Ross Campbell decorando su habitación, y un día decidió preguntarle de dónde había salido y por qué lo había enmarcado en lugar de pegarlo con celo.

Mel le contó que siempre que lo miraba se ponía de buen humor y se le venía a la mente su hermana mayor.

Lo recordaba perfectamente, aún vivía en casa de sus padres, lo que implicaba que el 80% del tiempo estaba envuelta en disputas con sus hermanos y con ellos. Los quería con locura pero convivir con ellos ¡era IMPOSIBLE! (o bueno, también cabía la posibilidad de que fuera con ella con la que su familia no podía convivir) en cualquier caso, aquel día Maitechu llegó a casa de buen humor, venía de un expocómic o de comprar cómics por el centro con sus amigos o algo así, normalmente ignoraba el paradero de los componentes de su casa porque hacía vida entre su habitación y la calle y, aplicaba aquello de Quique Gonzalez de « y todo lo demás no importa». El caso es queMaite ( su hermana) irrumpió en la habitación con una sonrisa de oreja a oreja y sus enormes ojos verdes abiertos de par en par como si fueran los de una ranita divisando a su presa.

- ¡Arreba! - dijo Maitechu gritando contenta cuando entró en la habitación
- ¿Lo qué? - contestó Melissa anonadada
- Nada nada, es que he aprendido a decir hermana en vasco y me ha hecho gracia porque se dice como arriba pero con "e"
- ahhm ¡qué gran descubrimiento! - dijo aburrida y dando la conversación por zanjada. su hermana tenía 4 años más que ella y siempre le había parecido que tenía ocurrencias de bombero jubilado y cambios de humor más raros que los suyos ( y ahora, incluso, que los de Ella)
- Pero... no venía por eso- comentó acercándose a Mel
- ehm... ¿qué quieres Maitechu? Estoy haciendo cosas...
Maite la ignoró
- Jo Mel... ¿Cómo puedes ser taaaan desordenada? tu habitación es peor que una leonera y además está super llena de pósters y de miles de prendas de ropa y zapatos tirados por el suelo...Tienes que madurar. Además siempre tienes las rodillas llenas de tiritas porque te has cortado con algo, o te has caído aprendiendo andar con esos tacones enormes tuyos.
Melissa estaba empezando a enfadarse. Iba a soltarle un exabrupto y a echarla de la habitación cuando Mai sacó un póster de su mochilita.
-¡¡TACHAN!! Lo he visto y me ha recordado muchísimo a ti. No te enfades ¿eh? simplemente pensé que quedaría bonito en tu desastrosa habitación. Además, conociéndote tardarás dos amaneceres en irte de casa y seguro que con este póster te acuerdas de mí de tu clásico desorden y de cuando aprendiste a andar con tacones.

Melissa desconfió un poco, pero cuando desenvolvió el póster le pareció Genial. Su hermana sabía que adoraba los dibujos de Ross campbell y, aunque le costaría reconocerlo, era lógico que Maitechu hubiera pensado en ella al verlo, el desorden era similar al caos de su habitación y de hecho el personaje parecía ella misma en una de sus múltiples sesiones de cotilleos telefónicos.

Puso cara de póker

- Oh... vaya...no te gusta ¿verdad? ¿Te vas a enfadar?, lo siento Mel... yo... bueno... me parecía gracioso y...
- ¿Quieres callarte?
Maitechu puso cara triste y Mel se acercó a ella la abrazó y comenzó a dar botes de alegría.
- Me has dejado en estado de Shock, no creí que mi hermanita mayor con su 1,80 de alto típico de modelos, (sieempre le había molestado medir menos que ella) sus 70 kilitos, su cabecita sólo para sujetar el pelo y sus ojos de rana voraz, tuviese nunca una idea tan genial como esta. - dijo Mel entre risas, era su manera de dar las gracias sin perder la costumbre de hacer rabiar a su hermana
-¡Oh! ¡Tu tan agradable como siempre! ¿a que me lo quedo?- contestó Maite contenta simulando enfado
- Santa Rita Rita Rita lo que se da...
-¿se quita?

Las dos rieron y, por primera vez , tuvieron una tregua que duró toda la semana. De hecho sólo 3 años después Maite se fue a vivir con su novio y Mel encontró un piso que compartir con su nueva amiga Ella, su hermano mayor se fue a estudiar a Barcelona y todo cambió tal y como había predicho May.

Aunque seguía pensando, cuando se reunían, que evitar las discusiones, al menos entre su hermana y ella, era inevitable, y le daba rabia que no se pudiera llevar con ella tan bien como con su hermano mayor (con el que se llevaba al menos 10 años de diferencia). Aún hoy pensaba que aquel póster le venía al pelo (aunque ya no llevara tiritas y anduviese agilmente con sus tacones). Todavía cuando lo miraba le seguía sirviendo para olvidar los cabreos y, sobretodo, le recordaba que, aunque no pudiera convivir con su familia por sus diferentes personalidades y formas de ver la vida, se querían mucho.

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