jueves, 10 de junio de 2010

Combatir el miedo

Melissa se preparó un batido de fresas natural. Encendió un cigarro. Abrió la ventana y esperó que el humo se llevase sus malos pensamientos y esa horrible sensación de melancolía. Había vuelto a soñar con él, aún no sabía olvidarlo. Definitivamente encontró un Él que marcara un antes y un después, pero que Él más raro. Terminó el batido de fresas y el cigarro. Se puso una minifalda de picos de esas de rayas negras y azules eléctricas, unas sandalias negras con 7cm de tacón de aguja, un corsé palabra de honor, se soltó el pelo, buscó el brillo de labios y esta vez no se puso rimel en los ojos. Agarró el móvil, el bolso y las llaves en tiempo record y bajó a tomarse una cerveza, unas olivas, y a comerse la ciudad. Fijo que convencía a alguien para tomar algo por el centro. Se prometió no volver a derramar ni una sola lágrima por él y si se quedaba sola en casa no podría evitarlo. Que un clavo saca a otro clavo y ella tenía una ferretería entera disponibles con clavos, tornillos, tuercas y arandelas. ¡Que se joda él con su pared torcida y su martillo! que ella tenía ¡un mundo por descubrir!

1 comentario:

Liz Harker-Lux dijo...

Ojalá Mel se coma el mundo! Aunque como dice B*, tenga que echarle sal porque es soso, y azúcar por que es amargo.

(K)