domingo, 14 de abril de 2013

El Mundo bajo sus pies

Por un instante liberó sus pensamientos, dejó de hacerse preguntas, inspiró profundamente dejando que todo el viento del mundo llenara sus pulmones, bajó la guardia. 

Olía a pino, a tierra mojada y a especias. Era un olor familiar y al mismo tiempo desconocido, tenía toques subjetivos de libertad, paz y tranquilidad. Olía a amistad a ese "algo" que mueve a las personas a conocerse y querer formar parte de la historia de otro, pero también a confianza. Una de esas confianzas ciegas e irracionales que, sin saber por qué, se tienen con un ser que bien podría haber salido sus sueños. 
No hablo de amor, no es eso. El amor, al menos para Melissa, se basaba en conocer bien a la otra persona y amar tanto sus virtudes como sus defectos, lo que sintió fue más una conexión especial, algo que hace que sepas que la otra persona será una pieza clave de tu existencia, hablo de chispa, de... no sé si sabría definirlo, no sé si ella misma hubiera podido hacer algo más que sentirlo. 

Melissa espiró, dejó escapar hasta la última brizna de viento de su interior, observó a su acompañante. "Tiene luz"- confirmó para sus adentros. Abrió los ojos y sonrió. 

- "Es bonito el silencio ¿Verdad?, hay gente que no sabe valorar esos minutos de calma"- Dijo al fin, comenzando una conversación.

Su interlocutor la miró y le devolvió la sonrisa.
No hicieron falta más palabras. Se limitaron a mirar el mundo bajo sus pies.

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