martes, 10 de agosto de 2010

El dolor de Ada


Lo peor no era haber pasado tres horas nadando contra las olas en una playa desierta a las 6 de la mañana. Lo peor era que aún no se había desahogado lo suficiente ya estaba exhausta. Lo más horrible no era estar sola en aquel lugar donde crecieron las dos, o la decepción que cargaba a espaldas. Lo más doloroso es que había sido su confidente, su amiga, su hermana durante casi 20 años y lo peor era que sabía de sobra a aquel punto final no le seguirían dos puntos suspensivos...

Se puso la chaqueta y, mientras el viento despeinaba sus rizos del color del fuego a la par que el sol comenzaba a subir sobre el horizonte pensó:«Lo más doloroso no es perder un amor, lo más doloroso es perder un amigo» y dejó que la última lágrima por Idoia recorriese su rostro en busca del mar

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