miércoles, 29 de mayo de 2013

Nivola

Se le entrecortó la respiración. Se le agitó el pulso. Ya estaba ahí, esa puta opresión de nuevo, esa sensación de fin del mundo ese no saber qué hacer. Era una historia, sólo había sido la recreación de un pensamiento, de un miedo, el  Cuento  (si es que se le podía llamar así) de una pesadilla y, de pronto, parecía como si aquellas palabras hubieran propiciado una realidad aún más espantosa. 

En aquel momento a punto de llorar y gritarle a su almohada se preguntó si los personajes de los cuentos podrían cobrar vida propia y asesinar a su autor. Recordó Niebla de Unamuno y se pensó a si misma peleándose con personajes a los que había dado nombre, vida, presente, pasado e incluso, en algún que otro caso, futuro. 

Gritó en un silencio ahogado que hizo que las pareces de su habitación se estremecieran. 

Lo único bueno de que las palabras, las falsas palabras, las de sus cuentos pudieran hacerse realidad era que quizás, en algún momento, pudiera crear un cuento en el que las cosas salieran bien. En el que un caballero misterioso y especial decidiera ser su amigo y comprendiera cada paso y cada acto de su mente, una mente que, en ocasiones no dominaba. 

Dejó escapar un improperio y volvió a chillarle a la almohada palabras que, os prometo, no queréis que recree en esta ocasión. Siguió llorando hasta quedarse dormida y al hacerlo, sonrió. Parecía ser que, al menos en sus sueños, dominaba todas las variables y sólo tenían verdadera fuerza las cosas que, realmente, le importaban y no las palabras o los cuentos que pudiera pensar, allí sus personajes no podrían volverse en su contra, no encontraría su Niebla (Nivola) personal. 

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Comentario de la narradora: Este texto lo he escrito porque en alguna ocasión todo autor teme que los personajes que recrea, las situaciones que plantea, los sentimientos que describe se vuelvan en su contra. ^^ ahí os lo dejo. Es mi especial homenaje a Nivola. ^^

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