"Abril. Seguro que tú ya no te acuerdas de eso, cuando me conociste yo hablaba del desamor y del tabaco, de que sin corazón se podía vivir pero sin pulmones era imposible, apareciste en los días locos de sol y cachondeo, y hay que joderse ¡que guerra dabas! no hacías más que llevarme la contraria, fuiste, sin saberlo, una manera de romper, en parte, con el mundo que, hasta entonces, me había rodeado. Aquel día, cuando salí de tu casa pensando aquello de «no lucharé por ti» no imaginé que sería el último día que te vería en aquel lugar y, sin embargo, creo que podría ir todavía sin perderme hasta la puerta de tu portal y recorrer tu casa con los ojos cerrados sin chocarme demasiado. Pero las cosas se acaban y, desde luego, no saber nada de ti durante meses y conocer después algunas de tus actitudes conllevó mi silencio y desaparecer. Sin embargo aún me pica la curiosidad gatuna, de estos nativos de Madrid, de cuando en cuando, y me da por leer, aprovechando el anonimato de la web, algunas de tus palabras. ¡Que tristes y abrumadoras! ¡Cuánta vida te sigues perdiendo encerrado en tus sentimientos más oscuros!..."
El pitido de un coche en la calle la sacó de su ensimismamiento, conocía ese coche, un Nissan Almera con matricula acabada en GTP, Ella la estaba esperando para irse de fiesta. Terminó la ultima calada del cigarro arrugó la carta la quemó y dejó que las cenizas se las llevase el viento. Él no recordaría nada de aquel abril de hace un año y Melissa ya había dejado atrás el pasado, ahora era feliz con su vida no quería darle más vueltas a las cosas. Se calzó sus new rock se repasó la linea de los ojos y bajó corriendo cual alma que se lleva el diablo. Aquella noche volvería a comerse la ciudad incluso aunque fuera domingo.
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