viernes, 30 de julio de 2010

Lo cierto era

Lo cierto era que ,sin duda, Mel amaba los polvos matutinos seguidos de un cigarro, un paseo por Madrid y un café al llegar a casa. ¿Qué nadie podía entender qué se escondía detrás de esa lágrima silenciosa que dejaba rozar su cuerpo justo después de salir de la ducha antes de irse a dormir en el momento exacto en el que el sol hacía acto de presencia? Ni falta que le hacía, cada cual tendría su teoría y sólo ella sabría la verdad, lo único cierto era que aunque llegase a casa con los pies destrozados y en la boca, a veces, el sabor del único hombre al que aún amaba mezclado con el gusto de otros labios, lo cierto era que Mel amaba los polvos matutinos seguidos de un cigarro, un paseo por Madrid y un café al llegar a casa y eso ni una crítica mordaz, ni una mirada de incomprensión, ni siquiera su fantasma, podrían cambiarlo.

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