sábado, 27 de septiembre de 2014

Noches de insomnio.

Eran las 4:15 de la madrugada y llevaba tres días durmiendo una media de tres horas diarias. Habían sido noches complicadas de nervios, agobio e insomnio. Comenzaba a preocuparle haber vuelto a esa etapa de su vida en la que no podía descansar y los días se volvían insufribles. Sin embargo aquella noche era diferente. Se sentó junto al ordenador, dejó que sus dedos volasen por el teclado y escribió, sin lugar a dudas, el mejor de sus textos. Escuchó sus ronquidos justo antes de terminarlo, se carcajeó procurando hacer el menor ruido posible, aunque a estas alturas estaba convencida de que ni la mismísima nave de S.H.I.E.L.D podría despertarlo. Pulsó la "X" que indicaba "cerrar documento" y una pestaña de información surgió ante ella "Este documento no ha sido salvado, desea guardarlo" y tres opciones se abrieron paso "Cancelar" "No guardar" y "Guardar" dudó durante un segundo pero lo tuvo claro enseguida "No guardar".

Aquella noche estaba siendo especial, sin lugar a dudas. Después de mucho tiempo no estaba nerviosa, estaba disfrutando velando su sueño, escribiendo, siendo ella...se sentía como alguna de las noches de café y estrellas en las que escribía en su pequeña ventana al mundo tratando de encontrarle algún sentido a todo. Solo que esta vez lo tenía por si mismo. Esta vez le encantaba la versión de si misma que había llegado a ser, ese retorno al origen con las mejoras de la experiencia.

Se retumbó en el sillón y volvió a observarle. Allí, dormido, tranquilo junto a ella. Amando cada una de esas locuras que la hacían diferente e incluso difícil para la convivencia. Aquel equipo era el misterio que siempre había buscado, la adivinanza y su respuesta. Se puso cómoda y decidió esperar tranquila a Morpheo, esta vez no tenía prisa, estaba tranquila, disfrutando, en casa...

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